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Foto del escritorTerrorTotal

El Exorcista; ¿una película maldita?





En su libro Hollywood maldito, Jesús Palacios desgrana las leyendas negras que rodean a algunos de los clásicos del cine de terror relacionados con satanás y entidades demoníacas como La semilla del diablo, La profecía o Poltergeist. Sobre todas ellas se impone la película sobre el diablo definitiva, la adaptación de la novela superventas de William Peter Blatty que marcó un antes y un después en el cine fantástico y de terror sobrenatural. Parte de la fama de estos filmes suele relacionarse con la extremada mala suerte de algunos de los miembros del equipo, durante o después de los rodajes.


Eventos sin explicación que los más afines a Iker Jiménez achacan a intervención sobrenatural, y otros, menos inclinados a la superchería, sugieren que son coincidencias inquietantes, pero coincidencias. Los más escépticos coinciden en que todo puede tener un obvio interés comercial y muchos de esos hechos se exageraron, se hilaron bajo una misma secuencia de desgracia, como operación de marketing que se unía a la tremenda campaña de promoción basada en tráileres que hacían a la gente marearse en las salas (hubo algunos que se tuvieron, incluso, que retirar) y la explotación del caso real del niño de 14 años, supuestamente poseído, en el que se basó la novela.


Fueran o no ciertas las operaciones de sensacionalismo, el reparto y equipo de la película sufrieron un rodaje complicado y lleno de problemas. Y algunas de las desgracias acompañarían a los que estuvieron implicados en la producción incluso después de que se completara la filmación:


1. Un incendio destrozó los decorados



La fecha del rodaje tuvo que retrasarse debido a que un incendio destrozó los decorados de la que iba a ser la casa de los MacNeil. El director culpaba a algún animal alado, probablemente una paloma que se hubiera abierto camino entre las cajas de circuitos que provocaron el fuego. El detalle que da escalofríos es que todo el lugar quedara inservible excepto la habitación de Regan, que permaneció impoluta entre las llamas.


2. Gritos de dolor reales





Tanto Linda Blair, la famosa Regan, como la actriz que interpretaba a su madre, Ellen Burstyn, sufrieron importantes daños en sendas espaldas cuando realizaron las escenas de riesgo en las que a sus personajes se les zarandeaba y se les lanzaba por la habitación. En una de la tomas, que aún permanece en el montaje final, Regan lanza a su madre contra el suelo, en ese momento, la espina dorsal de Burstyn se dañó (quedó tocada para siempre) y los gritos de la actriz en la película son reales, de puro dolor.


3. Métodos poco ortodoxos



Puede que algunos de los métodos usados durante el rodaje sumaran a la percepción general de morbidez. Por una parte, los métodos de Friedkin estaban lejos de lo ortodoxo. Antes de rodar una escena, el director abofeteó de improviso al actor Father O'Malley para conseguir la expresión que quería. En otro momento, disparó con un arma real justo detrás de Jason Miller para obtener una actuación realista del impacto y pavor del Padre Karras. En cuanto a postproducción, para la escena en la que el demonio finalmente abandona el cuerpo de Regan se grabaron varios sonidos, uno de ellos era el de varios cerdos chillando en el matadero.


4. Muertos dentro y fuera de la pantalla



En realidad, era normal que en películas como ésta, que a veces vivían rodajes de más de un año, sucedieran incidentes de todo tipo, pero en El exorcista hubo algunas muertes. Los actores Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros murieron con la película todavía en la sala de post-production. Al conocerse que sus personajes también morían en el filme, la coincidencia era un poquito más siniestra de la cuenta. Otros siete miembros del equipo murieron antes de que la película se estrenara, algunos por causas no muy claras, otros, como un celador, acribillado a balazos.


5. Tragedias familiares



Pero aquellas muertes no fueron las únicas "víctimas" que se asociaron a la maldición, claro. También caerían el abuelo de Linda Blair y el hermano de Max Von Sydow, que además, falleció el primer día de rodaje. Y aunque se libró, el hijo de Jason Miller estuvo a punto de morir por el golpe de una motocicleta. Para acabar con las desgracias asociadas a familiares, en 1987 la actriz Mercedes McCambridge, que hizo la voz del demonio Pazuzu, vivió una nueva tragedia cuando su hijo asesinó a su esposa y a sus hijos antes de suicidarse.


6. Terroríficas coincidencias



Las referencias y coincidencias satánicas también aparecieron por doquier. La postproducción de la película se realizó en el número 666 de la Quinta Avenida de Nueva York. La noche del estreno en Roma, el cine estaba muy cerca de unas iglesias del siglo XVI con gigantescas cruces. Según entraba el público comenzó una tremenda tormenta con lluvia torrencial. Justo antes de comenzar el filme un horrendo sonido sonó en el exterior. Al salir, vieron que una de las cruces había sido arrancada por un rayo y había caído en la plaza de abajo. Por supuesto, algunos telepredicadores acusaron a la película de llevar el poder del demonio en su mismísimo celuloide.


7. Efectos secundarios



Durante los pases, la gente se desmayaba, vomitaba, y somatizaban el malestar que les producía su visionado. Una mujer llegó a demandar a Warner Brothers porque aseguraba que los mensajes subliminales la hicieron sentir tan aterrorizada que al salir del cine tropezó, rompiéndose la mandíbula. También, durante el resto de los 70 se la culpó de haber provocado una gran cantidad de suicidios de personas que no habrían podido

asimilar lo que veían.


8. Película de cabecera de un caníbal



El resto de películas de la saga tuvieron rodajes más tranquilos, y la maldición no pareció llegar a sus artífices. Sin embargo John Boorman contrajo una enfermedad que lo dejó un mes en cama en medio del rodaje de la segunda parte. La tercera obsesionaba de tal forma al asesino caníbal Jeffrey Dahmer que la veía una y otra vez, según confesó a la Policía. A John Frankenheimer le ofrecieron rodar la precuela y se negó rotundamente. Tan sólo un mes después moría de un derrame cerebral. El joven compositor Michael Kamen murió de un infarto en 2003, habiendo sido barajado inicialmente para conducir la banda sonora de la misma película.



Fuente: MUNDO.ES (ESPAÑA)

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