Dentro de la historia del cine de ciencia ficción encontramos algunas historias fascinantes que quizá ni siquiera algunos grandes amantes del género conozcan. Hoy vengo a hablaros de la película de ciencia ficción más larga de la historia. Tan ambiciosa era que su primer montaje duraba 20 horas, pero su director Wim Wenders estaba obligado por contrato a ofrecer una versión con una duración razonable para estrenarla en cines -a fin de cuentas, era más cara que todos sus anteriores trabajos juntos y los productores querían algún tipo de retorno económico-. Eso seguramente motivó en parte que fuese un fracaso colosal.
Una tremenda odisea
La película de la que estoy hablando se titula 'Hasta el fin del mundo' y cuenta la historia de una mujer que tiene un accidente de tráfico en el que se ven envueltos los ladrones de un banco que la obligan a colaborar con ellos. Todo se complicará mucho más cuando un fugitivo le diga que los cargos que pasan contra ellos son falsos y que en realidad lo que quiere la CIA es apoderarse con un extraño invento que permite, entre otras cosas, visualizar los sueños.
Protagonizada por William Hurt, Solveig Dommartin, Sam Neill y Max von Sydow, 'Hasta el fin del mundo' acabó llegando a los cines con dos montajes diferentes. Por un lado, el público norteamericano tuvo acceso a una versión de 158 minutos, mientras que a Europa llegó una más amplía que se iba hasta los 179 minutos. Ninguna de ellas fue especialmente bien recibida y la película parecía condenada a acabar cayendo en el olvido, pero ahí fue donde Wenders estuvo muy listo.
El también director de 'Alicia en las ciudades' hizo en secreto una copia de la película, corriendo Peter Przygodda, montador de 'Hasta el fin del mundo', y él con todos los gastos. Su objetivo fue hacer un montaje más cercano a la visión original que tenían de la película, lo cual se tradujo en una nueva versión que acabó yéndose hasta los 287 minutos, es decir, casi 5 horas.
Durante años, Wenders fue mostrando esa versión en diferente eventos, alimentando así el mito alrededor de 'Hasta el fin del mundo', cuya prestigio fue creciendo de forma paulatina hasta convertirse en una obra de culto. Eso sí, en paralelo surgieron otros montajes que lo complicaron todo aún más.
Por ejemplo, llegó a exhibirse una versión muy similar al montaje del director con la diferencia de que que la dividía en tres películas para un total de 280 minutos. Además, el lanzamiento en laserdisc en Japón incluía una versión de 240 minutos y algunos fans realizaron otros montajes mezclando material de todas las versiones disponibles. Un lío tremendo.
Todo eso se solucionó cuando la Wim Wenders Foundation encargó una restauración en 4K de ese montaje de 287 minutos que por sí mismos ya la convierten en la película de ciencia ficción más larga de la historia. Desde entonces se ha exhibido en varias ocasiones y en Estados Unidos está disponible en dvd y blu-ray a través de Criterion, el sello más prestigioso para los entendidos del formato físico.
Fue en 2015 cuando el propio Wenders arrojó algo de luz sobre todo los problemas que hubo con los diferentes montajes de 'Hasta el fin del mundo' en una entrevista concedida a Vulture:e apuntaba lo siguiente:
La película fue lo más ambicioso que he hecho nunca, y también probablemente la película independiente de autor más cara de la historia, al menos en aquella época. Fue una aventura épica, y rodamos durante un año. En el proceso de montaje, se hizo evidente que nunca podría entregar las dos horas y media que había prometido y en las que se basaban todos los contratos de distribución. La película ideal, la que yo quería hacer, duraba algo menos de cinco horas. Intenté en vano convencer a mis coproductores y distribuidores de que aceptaran estrenarla en dos partes. Todos insistían en sus contratos. Tuve que aceptar entregar lo que sabía que iba a ser un Reader's Digest desastroso de mi película. Pero decidí que prefería hacerlo yo mismo a dejar que otro la destrozara. Y eso fue útil. Porque cuando mi montador y yo tuvimos la versión ideal, la guardamos, hicimos una copia de esa copia de trabajo y luego seguimos cortando la película en pedazos hasta que llegamos a la longitud aceptada.
Y entonces hicimos lo más inteligente que he hecho en mi vida: No cortamos el negativo. En lugar de eso, produjimos, a mi costa, un positivo duplicado de todas las tomas que estaban en esa "versión corta" (que costó una fortuna), y luego cortamos ese positivo duplicado en lugar del negativo. A partir de ahí, produjimos los numerosos internegativos que se enviaron a todas partes, a todos los socios, y que satisfacían las necesidades de todo el mundo. Y nadie se dio cuenta.
Unos años más tarde, volvimos a la copia original, jugamos un poco con ella y finalmente la redujimos a cuatro horas y media, ¡y entonces pudimos cortar el negativo original! De este modo, mi "montaje del director" vio por fin la luz. Pero como el montaje original había tenido tantos fallos y había funcionado tan mal en taquilla (excepto la banda sonora, que se vendió como rosquillas), nadie quería estrenar la versión más larga. La mostré un puñado de veces, y eso fue todo. Y también acabamos de exhibirla en el MoMA. De hecho, es un juego totalmente distinto. Todo el trabajo que invertimos, mi equipo, los actores, los músicos, por fin dio sus frutos. Lo curioso es que lo que en su día imaginé como una película de ciencia ficción, y que escribí a mediados de los 80 para que tuviera lugar en torno al cambio de milenio, ahora está tan alejado de esa época como entonces, sólo que ahora está en el pasado. Creo que debe ser una experiencia única para un cineasta: ver cómo su película pasa de ser de ciencia ficción a convertirse en una película de época.
Costó pero al final hubo final feliz, ya que el prestigio crítico de ese montaje de 'Hasta el fin del mundo' no ha dejado de ir a más y Wenders pudo mantener su visión original. Los únicos que seguramente se quedaron fastidiados fueron los productores que invirtieron 22 millones de dólares en ella...
Fuente: HOBBYCONSOLAS
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